martes, 25 de mayo de 2010

De la tercera edad 4

—Vino el de la rifa — sostiene ante la mirada incrédula de la hija—. Traía plata, dejó el paquete sobre el sofá. Dijo que tuvimos mucha suerte, que había un millón de bonos jugadores. Debe ser porque vos, Delia, le rezás tanto a San Benito, si Bertha hiciera lo mismo, siempre tan apática, por eso se quedó sola, con esa cara de buldog.
—Mamá, soy Bertha— corrige la otra mientras explora distraidamente el sofá—. Decile al señor Alzheimer que la próxima vez no se robe el dinero del premio.

7 comentarios:

Óscar Martín Hoy dijo...

Por suerte yo no me olvido volver una y otra vez aquí para seguir la historia. Nos vemos pronto.

Unknown dijo...

Me gustó =)

César Aire dijo...

jeje, muy bueno. Estoy empezando a seguir la saga.

saludo!

Anónimo dijo...

Malditos alemanes...

Saludos

J.

Druida de noche dijo...

jaja, muy bueno.
beso
dru

Raymunde dijo...

Qué tristeza que hay debajo de tus líneas...
Por cierto, ¡muy bueno!

gamar dijo...

¿Cómo es el nombre del alemán que me esconde las cosas?
Saludos desde muy lejos