lunes, 14 de junio de 2010

Pérdida y recuperación del mono

No le quedó alternativa más que esperar que pasara gente. Mire el mono, dijo
señalando hacia la copa frondosa del roble. El hombre que venía leyendo el diario y atendiendo una llamada simultáneamente esbozó un gesto de disgusto. La anciana contemplativa que lo seguía lo despachó con sonrisa compasiva y palmadita de hombro. Después de unos minutos, tres muchachas con uniformes escolares, en quienes depositó ingenuas esperanzas, se doblaron de risa ante el requerimiento.
Entonces, divisó el aletargado caminar de la joven de la cafetería y se apuró a interceptarla, pero la chica se sintió humillada y salió corriendo, hecha un mar de lágrimas. Un trajeado con maletín ni siquiera oyó el pedido, desesperado a estas alturas, se limitó a arrojar unas monedas en dirección de la mano del desdichado que en vano trató de devolvérselas.
El mono lo miraba desde arriba, desafiante.
Mire el mono, por favor, rogó a otro casual transeúnte, ya con tono lastimero, pero el capellán zarandeó la cabeza con desazón y cruzó de vereda atropelladamente. Por fin dos niños que pateaban con despreocupación un bollito de papel hicieron el favor de alzar la vista. El mono, al ver otros ojos que no fueran los de este que se empeñaba a toda costa en clavarle la jeringa con el líquido antiparasitario, bajó por fin del árbol.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Es un paralelismo similar al siempre caminar por la calle y jamás mirar al cielo.

Marisa dijo...

Malos tiempos para la empatía... Es una lástima que la inocencia infantil se vaya perdiendo para convertirse en individualismo teñido de egoísmo.
Un relato para reflexionar muchas cosas...y luego...otras.
Un abrazo, Noelia.

Roberto dijo...

ese homínido me ganó el corazón...

pero que texto, es puro terciopelo. Lo voy a devorar otra vez

Anónimo dijo...

Siempre ignoramos a la gente. Hasta que llega el momento en que necesitamos de alguien y, como ya los hemos ignorados a todos, nos ignoran a nosotros. ¿Y cómo nos reconstruimos después de eso?

Yo quiero ser el mono. O uno de los chicos.

Saludos

J.

Samy Goldstein dijo...

Muy buen relato!! lleno de imagenes y situaciones urbanas, que dejan siempre evidencias de la falta de comunicacion que tenemos...
me resultaron muy interesantes tus tres blogs!!!

y me despido con la siguiente frase:

"Ya no hay mas monos, no existen. Si nos estamos extinguiendo nosotros y nuestro planeta, de los monos ni hablar. Pero, si es que llagan, llagan con todo, y yo los voy a ayudar."
Luca Prodan