domingo, 19 de abril de 2015

#1

Pedí un ángel  y la consciencia global me asignó tres. Hoy es sábado y estoy aquí dentro descargando el juego que hace mucho no frecuento. A dónde llevará esta puerta, no sé, pero ya la he abierto, ya me han visto, tengo que cruzarla. La tormenta ha amainado. Afuera la tormenta ha amainado. Adentro, está en reposo momentáneo. Siento blanco, cuando cierro los ojos siento blanco. Estoy tranquila. Tengo una sucursal del olvido tan cerca, pero tan pocas ganas de nadar en el Leteo. Conservo dos cartas para el truco y no me he guardado ningún as bajo la manga.

2 comentarios:

José A. García dijo...

A la vida hay que enfrentarla con los dientes tan apretados que son capaces de quebrar todas las muelas.

Y los ases en las mangas son sólo para los miedosos.

Suerte

J.

Noelia A dijo...

Mucha razón en tus palabras, José. Un saludo