miércoles, 17 de junio de 2015

#8

Menos mal que existe el agua caliente.  Agua caliente y un mate. Agua caliente y un baño. Estoy enojada, y no me apena la odiosura. No sentiré vergüenza de la indignación, no me harán creer que engendro el odio por negarme a usar las anteojeras. No me sentiré culpable de sentir.  Preciso formular un credo y repetirmelo todas las noches a modo de bálsamo. Me agotan los propietarios de frases cortas y  absolutas, amén de represivas. Son capaces de aplicarlas a los casos más siniestros y echarles la culpa a los perjudicados. Son capaces de exculpar a los monstruos. Cualquier indicio de realidad que guarden tales dichos queda desencantado en el uso indiscriminado y masivo, sin  criterio. Ése es el punto. El criterio.

Algunas personas tienen hecho un lavado de cabeza tal que no ven más allá de sus narices. Se tratan tan mal a sí mismas, que no pueden tratar bien a nadie ni sentir la menor empatía. Andan por la calle chocando con todo el mundo, y si no te corrés lo suficientemente rápido te clavan un cuchillo en el medio de la panza. Aunque hayan sido ellas las que te hicieron señas para que te acercaras, te clavan un cuchillo. Y por favor, no grites. Cómo vas a gritar, si todo te lo atraés. Carajo.

Menos mal que existe el agua caliente.  Agua caliente y un mate. Agua caliente y un baño.

2 comentarios:

Jorge Curinao dijo...

Sería como "Tomate un mate y olvidate". Sí, a veces es lo mejor. Saludos.

Noelia A dijo...

Así es, saludos, Jorge.