martes, 25 de noviembre de 2014

Cotidianas

Nunca hice asado antes. No sé calcular la cantidad de carne por persona, y los chorizos están caros. El precio pegado en un cartelito los cotiza por kilo. Debo comprar al menos uno por persona...

—¿Cuántos chorizos es más o menos un kilo, don?

El carnicero, medio fanfarrón desde siempre y con una costumbre viciosa por dejar mal parado al otro, en especial si se trata de una dama, me contesta:

—Un kilo de chorizos es mil gramos de chorizo, más o menos.

Mueca burlista del gordo tatuado que me satura. La vieja detrás de mí resopla porque no le gusta esperar y el hombre este no es diligente como el anterior. Ella hace sonar uno de los zapatitos contra el piso y suelta:

—Cómo extraño a don Julián...

El carnicero nuevo se impacienta. Parece como si tuviera celos o ganas de degollarla. O las dos cosas juntas. Le da dos o tres afiladas al cuchillo sobre el hierro cilíndrico ese que usan y me encara con una sonrisa súbita:

—¿Pollo, pescado, chorizos o carne?—dice ahora, para salir del apuro.

—¿El pollo, el pescado y los chorizos son verduras o lácteos?

La vieja Araceli se echa una risa que cubre infructuosamente con el monedero.

—¿Cuántos chorizos hay en un kilo aproximadamente?—re pregunto— ¿Puede decirme por unidad por favor?

El hombre toma unos cinco chorizos, sin embargo se pasa.

—¿Puede ser un kilo cien?

—Ni modo. Sáquele una rebanada a uno—exijo, vengativa—, para que dé mil gramos.

—¡Se pueden apurar!—chilla la vieja.

—Maaaa seeee—refunfuño, tomo la  bolsa con los chorizos mientras él me mira como si no fuera él el que empieza, todos los días—. ¡Yo también extraño a don Julián!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Noelia, estimada, veo que insistes en imaginar la realidad de otra manera o de proyectar esa cotiadianidad en los terrenos del arte. Celebro siempre leerte. Soy peke, he extraviado las contraseñas en mi memoria y ahora sólo puedo comentar de manera anónima, tienes redes sociales?