Chavarria no puede dormir. Desde que llegó al hotel, ese
enero caluroso, no pega un ojo. El vaporoso clima tropical lo trae mal. Los
mosquitos lo traen mal. La vecina de la puerta contigua, definitivamente, lo trae
mal. Es dueño de una personalidad
obsesiva, metódica y rigurosa. Y a ella se le ha dado por recitar a las doce en
punto, todas las noches: una, cuatro, ocho, nueve, once, veintiséis.
A veces la secuencia sufre pequeñas variaciones, no agrega números, pero va quitando: una, cuatro, ocho, nueve, once, veinte, veintiséis. Después se calla. Parece que se ha dormido, pero recomienza, casi con indignación: una… dos… ¡cuatro! ocho… ¿nueve? once… veinte… ¡veintiséis!
A veces la secuencia sufre pequeñas variaciones, no agrega números, pero va quitando: una, cuatro, ocho, nueve, once, veinte, veintiséis. Después se calla. Parece que se ha dormido, pero recomienza, casi con indignación: una… dos… ¡cuatro! ocho… ¿nueve? once… veinte… ¡veintiséis!
Todas las noches
igual.
En el día se la topa en el ascensor, en el restaurante, en
la recepción. Ella lo mira con ojos inculpatorios como si le debiera algo. A
veces se le da por perseguirlo a donde quiera que va y, cuando éste voltea,
ya no la encuentra.
Estas incidencias le agravan el insomnio a Chavarria y le
acarrean una jaqueca crónica cada vez más infernal, de esas que son capaces de
acabar, después de un tiempo, con todos los escepticismos o con toda la fe. El
somnífero no surte efecto. El té de tilo pasa por agua. Las flores de Bach, ni
cosquillas. Aunque no es afecto a las técnicas de relajación y todo le parece
una real pavada, la desesperación lo empuja a improvisar.
Así que comienza a las doce en punto, después de un
ejercicio de respiración: tres… cinco… seis… siete… diez… ¿doce…? trece…
catorce… quince… dieciséis… diecisiete… dieciocho… diecinueve… ¡veintiuna! veintidós, veintitrés, veinticuatro,
veinticinco, ¡veintisiete!
A veces la secuencia sufre algunas alteraciones, no quita números, pero va agregando: tres… cinco… seis… siete… diez… diez… diez… once, ¿doce…? trece… catorce… quince… dieciséis… diecisiete… dieciocho… diecinueve… veinte... ¡veinte! veintiuna… veintiuna otra más, veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis… ¡veintiséis otra vez! veintisiete… Treinta y una, treinta y una, treinta y una.
A veces la secuencia sufre algunas alteraciones, no quita números, pero va agregando: tres… cinco… seis… siete… diez… diez… diez… once, ¿doce…? trece… catorce… quince… dieciséis… diecisiete… dieciocho… diecinueve… veinte... ¡veinte! veintiuna… veintiuna otra más, veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis… ¡veintiséis otra vez! veintisiete… Treinta y una, treinta y una, treinta y una.
No hay comentarios:
Publicar un comentario