sábado, 8 de agosto de 2015

Acupuntura

La niña lloraba sonoramente inclinada sobre el ataúd de su abuelo. Era un llanto que escondía algo más que la mera pena de perderlo. Su abuela, que la conocía bien, no pudiendo dejar de notarlo se acercó para preguntarle si pasaba algo más. Entre mocos y culpa, la nieta sacó un muñeco con alfileres de su bolsillo y confesó amargamente:

―Yo creí que era acupuntura...

No hay comentarios: