Para pasar de la sala a la cocina sorteo el hueco. Es un pozo
que tiene un metro de diámetro, pero muchos kilómetros de hondura. Siempre se
posiciona delante de los pies de uno, no importa donde estés, es ubicuo. Se
desdobla en tantos huecos como gente haya, está en todos los sitios. Algunas personas
no lo esquivan, siguen recto y bajan por sus paredes para reaparecer horas después
por el otro lado. Es un hoyo que se construyó sobre otro hoyo, y ese otro se
resiste a coincidir en espacio y tiempo. Por eso alguna gente que esquiva el
hueco cae en el hueco. Los huequeros putean a todo el que baje al agujero
contrario, pero también al que esquive los dos. Si metés la pata en uno quizá
no te llamen de adentro pero seguro te empujan de afuera, para que te decidas. Ya no
se puede caminar en paz.
3 comentarios:
Original y muy bueno.Gran imaginación.
mariarosa
Gracias, Maria Rosa, un abrazo!
Siempre me sorprendes Noelia; algo hay de Cortázar, imposible estar libres de influencias en esta modernidad, pero en ello hay algo de originalidad. Me ha gustado: no conocía tu faceta de minificción, pero debo reconocer que manejas muy bien las claves de su estructura. Un abrazo. Soy Peke, con nuevo blog.
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