El tipo tenía un puntazo en el vientre y sangraba, lo habían despojado del
maletín y lo dejaron tirado. A las ocho de la mañana llegaron los gendarmes de la Sonrisa, lo agarraron entre cuatro, y lo arrastraron al patrullero.
―Mirá que andar atrayendo un asalto, delincuente de mierda―dijo uno―. A ver si para la próxima pensás en positivo.
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