lunes, 25 de septiembre de 2023

Luz

 Una tarde en que el calor no la dejó dormir la siesta, mi abuela se puso a decirme que no todas las personas tienen lucecitas en las puntas de los dedos. Fue un episodio atípico, de esos en que me sentía importante porque un adulto se tomaba el tiempo para explicarme algo complejo.


—Algunas personas—empezó entonces— son como la luna, reflejan la luz como un espejo.

Estaba agitada, algo ofendida. El calor le hacía rodar enormes gotas por el cuello y parecía que el temor de alguna cosa le hincaba los talones.

Me senté a modo indio, como si me fuera a contar un cuento, y noté que se fastidiaba. Me esmeré en demostrarle que le ponía atención, así que le hice saber que me parecía bien que las personas reflejaran la luz como un espejo.

—No me estás entendiendo—replicó, mientras se pasaba un pañuelo de tela por la frente.

Titubeó un rato buscando quizás la forma de decir lo mismo con otras palabras o considerando la posibilidad de quedarse en silencio. Miró mis ojos, mi pelo, los Rasti desparramados por el piso. Se resolvió por fin, con esa manera tan suya de mover las manos:

—¿Viste los sapos? Van a la luz.

Pensé en los sapos en el campo, reunidos debajo de los fluorecentes, estirando sus lenguas como chicle hacia la horda de insectos ávidos de estamparse contra el foco.

Observó mi cara, mi actitud de haber atrapado algo pero no saber qué. Se levantó con trabajo, me indicó que no hiciera bulla porque el abuelo dormía. Después se fue bufando hacia la cocina.

Ese día tiró muchos álbumes y fotos.




3 comentarios:

Guillermo Altayrac dijo...

Oh, y luego de cinco años volvió Noelia, con este relato que tiene algo de fábula chamánica y algo de Zen.

Un gusto leerte, como siempre.

Noelia A dijo...

Hola, ¡compa Guillermo! Gusto leerte, ¿por qué blog andas escribiendo? Sí, me perdí, o más bien dejé de publicar lo escrito. Creo que retomaré.
Buena descripción de mi relato :)

Guillermo Altayrac dijo...

Últimamente, no he estado escribiendo. Me ha absorbido casi totalmente una ambiciosa investigación sobre mi árbol genealógico. ¿Material para futuras escrituras? Quién sabe...

Cíclicamente, comparto viejos escritos de mi blog en Facebook (los textos son viejos, pero el público se renueva, dicen). Allí he subido algunos videos de mí mismo leyendo algunos de esos textos, incluso.

Y, mientras tanto, persisto agazapado aquí en la blogósfera, a la espera de intermitentes señales de vida escrita, como la que has dado. :)